Todo nuestro trabajo de edición requiere de una estética, nuestro trabajo forma parte de un complejo lenguaje que debemos de encaminar a transmitir un mensaje, y echamos mano de gran cantidad de recursos que nos permite hacer una propuesta creativa y enriquecer el producto audiovisual que tenemos en nuestras manos. Las posibilidades crecen con cada efecto de sonido, el ritmo, con la corrección de color, con animaciones, con motion graphics, con Photoshop, con Illustrator, con After Effects y una larga lista de etcéteras. ¿Cuál es el problema? cuando confundimos la estética con saturación, el dinamismo con el exceso y la edición con un puñado de elementos sin sentido.
Si ya se aventuraron a editar sus primeras piezas o a captar sus primeros clientes, den un salto en cuanto a calidad se refiere. Uno de lo errores más comunes, sobre todo para la gente que inicia y donde he visto mayor cantidad de abusos y excesos es en el uso de las transiciones, pero de una manera criminal. Las transiciones dentro de un video no es forzosamente una propuesta estética, atascar de transiciones no es darle dinamismo a tu video. La imagen necesita lucir, tu video necesita respiros y sentido. Las transiciones juegan un papel fundamental en el lenguaje que ayudan a acentuar ciertos momento, como en la escritura necesitamos ciertas pautas, descansos y cambios de ideas, las transiciones se vuelven los puntos y las comas de nuestro lenguaje audiovisual.
Lo importante a considerar es que cuando editamos un video y contamos con una buena cantidad de transiciones cargadas no estamos obligados a utilizar todas. Podemos contar con un buen número de transiciones, ya sea porque vienen con la instalación inicial de mi programa o porque adquirieron algún paquete de ellas, hay infinidad de recursos que podemos adquirir para enriquecer nuestra aplicación. Pero utilizar muchas transiciones en un mismo video considero que lo hace pesado y que le resta peso a la imagen. De hecho cuando veo algún video con una sobredosis de transiciones, muchas veces es porque no cuentan con buen material de grabación y recurren a las transiciones para «disimular» esta carencia. Demasiadas transiciones no significa una buena edición si deja de lado el mensaje o la imagen.
Va a depender mucho del tipo de producto audiovisual que estemos armando y de nuestra estética personal, el tipo de transición que puedo utilizar. De entrada yo me quedaría con un par de transiciones para utilizarlas y darles un propósito. Recordemos que las transiciones pueden cumplir una función de descanso, de cambio de tiempo, cambio de ideas, cambio de espacio, y de aquí la importancia de escoger adecuadamente la transición que vaya acorde a lo que quiero proponer. Es tan importante escoger la transición adecuada al igual como saber en que momento aplicarla, el tener la sensibilidad de colocarla en el momento justo que me permita llevar la atención del espectador hacia nuestro mensaje. Recuerden que mientras menos notorio sea el trabajo del editor es señal de que hicimos bien nuestra labor y las transiciones en exceso de repente parecen gritos de desesperación.
Les dejo una pequeña muestra que hice como ejemplo para lo que escribo en esta entrada. No es una edición, son imágenes seleccionadas al azar sin ningún criterio, sobre la primera canción corta que encontré y coloque transiciones a lo loco. No me llevo más de 5 minutos armarlo y exportarlo, y aunque mucha gente cree que editar video es esto, la experiencia me dice que hacer video no es fácil ni rápido, la calidad y los detalles llevan tiempo. Que les complementara su visión sobre la edición: consumir cine y video y darle una buena leída a libros sobre técnicas de montaje.