Todo negocio que crece y va dando frutos te va exigiendo nuevas formas de trabajar, de venderte y sobre todo de mostrarte ante la gente. Una mejor imagen, una mejor campaña, una mejor presentación, servicio al cliente, pero sobre todo calidad, nada debe de demostrar la perdida de calidad de tu producto o servicio. La entrada de hoy es un gran ejemplo de como los años de esfuerzo que le dedicas a tú empresa deben de moverte y reflexionar sobre nuevas desiciones y formas de mejorar.
Nuestra Historia
Efraín está al frente de Arracheras de México, lleva muchos años haciendo una de las mejores Arracheras que existen, no lo dice él, no lo digo yo (que conste que la probé y casi lo podría asegurar), lo dicen todos sus clientes, que afortunadamente cada vez se suman más, sobre todo lo dicen toda la competencia que vende el mismo producto que ofrece. Incluso grandes marcas y grandes distribuidoras de carne han intentado conocer el gran secreto de ésta Arrachera.
El secreto es muy simple, dice Efraín: Sabor y calidad, la encontré con los años y con esfuerzo. El mantenerlo siempre, es lo me ayuda a dar un mejor producto.
No sólo es el producto, también la presentación.
Llego un punto en que Arracheras México necesitaba un mejor empaque para su producto, que protegiera y mantuviera mejor cuidada la carne. Encontró una buena opción y durante la búsqueda alguien le ofreció una etiqueta para su empaque, una oferta barata, rápida y sobre todo algo que lo dotara de identidad (esto a palabras del diseñador). Esa propuesta dejó este diseño como imagen del empaque durante mucho tiempo.
La etiqueta propuesta se quedó, a pesar de lo evidentemente incorrecto e ilegal que mostró desde un principio: un logotipo de un equipo de básquetbol, una fotografía robada de internet y las cuestiones de diseño que ustedes consideren (no es mi área así que en ese aspecto me reservo mis comentarios). Con el paso del tiempo Efraín reconsideró su decisión sobre la etiqueta:
«Yo no se de diseño y no me importaba la etiqueta, pero ahora creo que no representa lo que es mi marca, ni la calidad de mi producto».
Y decidió invertir en una nueva imagen, algo más cercano a su filosofía de vida y a lo que ofrece como producto: Excelencia, calidad e higiene. No importa el tamaño de tu empresa, vale la pena invertir y dar el mejor servicio y producto, invertir en calidad e imagen es muy importante.
Un rediseño del logotipo.
Comenzaron a trabajar sobre el rediseño del logotipo, ahora bajo la experiencia y visión de Victor Rueda, para encaminar, desde otra perspectiva las etiquetas, pósters, redes sociales y todo lo relacionado con la nueva imagen para la empresa. El diseño fue una parte de la nueva imagen pero ellos sabían que necesitan mostrar sus productos a través de fotografías, por un momento pensaron en comprar fotografías de stock, pero no querían limitantes y deseaban ser parte de la creación de sus fotografías. Querían decir con orgullo, esas fotografías muestran mis productos reales, sin trucos, ni alteraciones.
Una lección más.
Después de tener el honor y la fortuna de poder realizar las fotografías de Arracheras México aportando un granito de arena a la nueva imagen, tuve oportunidad de seguir frecuentando a Efraín, me ha regalado grandes charlas y una buena historia para compartir.
¿Cómo inició él en la venta de carne? Un día su abuelo le dijo: Hijo ya estoy muy viejo para esto, te dejó la carnicería para que la trabajes. Y así de la noche a la mañana por herencia tenia una carnicería y empezó a vender. ¿Y dónde quedó la lección se preguntara? Y así lo cuenta Efraín:
Yo comencé a vender carne sin tener ninguna idea de lo que significaba, no conocía del negocio, ni de carne, simplemente no sabia comprar buena carne y lo que yo vendía era literalmente una porquería, lo descubrí cuando la gente se empezó a quejar de lo que compraba y me devolvía el producto.
Así descubrió que para vender calidad, necesitaba aprender de calidad, conocer del tipo de carne, frescura, distribuidores, etc. Tuvo que aprender y estudiar para poder convertirse en uno de los mejores en su área, para sobresalir tuvo que dedicarle años. Tenia una carnicería pero eso no me convertía en un carnicero, concluye Efraín.
¿Le suena familiar historias así?
