En la milésima de segundo que se cierra el obturador, soy yo quien controla el mundo. Alguien muy apasionado de la fotografía dijo esta frase en algún momento; y es que una de las cosas más hermosas al crear una fotografía: es la capacidad de poder tomar desiciones. De todo tipo, desde decidir que parte del mundo quieres plasmar, dónde te paras, que distancia focal, que parámetros, menor o mayor profundidad de campo, efectos de velocidad, punto de vista y un sin fin de posibilidades creativas que te permiten construir tu visión fotográfica o una historia, antes de dar un click.
El tomar desiciones es todo un arte, infinidad de cosas pasan por tu cabeza. Hay un pequeño impulso en tu interior que te hace levantar la cámara y decir que ese es el momento o la situación que necesita estar guardada en una fotografía. Es que el acto de hacer una foto nace de ese impulso y de una pequeña voz interior que te grita sutilmente: ¡Si lo sientes, dispara!
La forma en que sientes y ves el mundo es lo que mueve el acto fotográfico. Comienza con lo que aparentemente son pequeñas desiciones, pero conforme vas conociendo tu equipo y todo lo que puede estar alrededor de la fotografía tomas otras desiciones. Y parte del crecimiento fotográfico es poder llegar a tomar mejores desiciones, una mejor conexión con lo que sientes y con lo que puedes lograr a partir de las variables. Esas mejores decisiones normalmente llevan tiempo, por el aprendizaje, por la experiencia, por tu historia de vida y por tus emociones, ya que constantemente están cambiando. Si tu vida se transforma y cambia, la mirada fotográfica se transforma.
¿Pero que pasa cuando los fotógrafos ya no quieren tomar desiciones? La foto que yo quiero, de la forma en que lo siento o tal cuál me lo estoy imaginando, a partir del conocimiento, la visión y pasión de cada uno. No vemos ni sentimos lo mismo, bajo ninguna circunstancia. Pero en últimas fechas aparecen soluciones tecnológicas y mágicas que resuelven todo, en fracción de segundos te dan un resultado impresionante, aunque no tengas idea de cómo se logra, se quiere un resultado rápido sin importar si es bueno o malo, o si se puede hacer algo mucho más grande. La capacidad de crear está ligada a la capacidad de decidir, al conocimiento. Y es precisamente el conocimiento de todos los fenómenos ligados a la fotografía los que se pierde el interés de profundizar, porque no todo depende de la cámara, hay otros factores que juegan un papel crucial, por ejemplo, la luz.
Las fotografías que acompañan la entrada de hoy son un ejercicio para demostrar los alcances de la iluminación, de la exposición y del valor de la toma de desiciones. Son fotografías logradas en un salón de clases, tan simple y sin nada interesante, es un escenario que no te aporta absolutamente nada. Y si algo no suma a tu fotografía simplemente lo desapareces de la fotografía, a partir de una subexposición eliminamos la luz ambiente y con un pequeños flash iluminas algunas partes de los rostros para generar fotos con un alto contraste. Era la idea del ejercicio, eliminar el entorno y generar retratos con mucho carácter.
La tecnología muchas veces nos venden simulaciones de lo que implica hacer fotografías y no me refiero al acto de disparar y registrar, si no a los aspectos estéticos y característicos de la luz. Es que los celulares pueden simular el efecto de poca profundidad de campo corta (fondo borrosito) a veces no muy bien logrados. Alguien comentaba en la demostración que su celular podía hacer esa misma foto sin necesidad del flash, pero el cel simulaba poner un fondo negro, pero no generaba esas partes iluminadas y esas zonas de sombras que generan volumen. Yo decido y controlo la cantidad de luz y dónde cae la luz, es algo que tiene que ver conmigo, no es algo que dependa de la mejor cámara o del mejor celular. De ahí la importancia de sumar más herramientas a nuestra labor.
Hay una parte de la fotografía que no depende de mi cámara, tiene que ver con la iluminación. Entonces tengo que conocer el comportamiento de la luz, su control y características. Es una herramienta más que puedo enriquecer, al igual que la edición. Por mucho que las propuestas tecnológicas aseguren un resultado hay que entender hasta dónde pueden ser verdad, sin necesidad de probar esas maravillas que prometen, y eso está derivado del conocimiento. No hay soluciones mágicas, hay herramientas que nos hacen más fácil el trabajo. Pero la creatividad y la toma de desiciones no llega en un paquete de Amazón, esa se construye y nace de una alma y una mirada inquieta, que está en constante búsqueda de plasmar otra visión del mundo.
Gracias por leerme y por compartir, nos vemos en la siguiente entrada.