Mucho dentro de la fotografía es sentir y no tanto pensar. Es dejarse llevar, es una búsqueda constante, una re interpretación del mundo, es una propuesta estética que muchas veces nace de la curiosidad y de una pequeña voz en tu cabeza que dice: eres único y no tienes que sentir ni ver el mundo de la misma forma que los demás.
Pero esa búsqueda de una mirada única llega con el tiempo y no llega cuando estamos sentados en el sillón. Hay que moverse, activarse, vivir, experimentar, sorprenderse.
Como cualquier habilidad para fortalecerla hay que desarrollarla, la mirada es como cualquier músculo se tiene que mover para poder llenarlo de fortaleza. La creatividad no se prende y se apaga como cualquier aparato, se tiene que practicar constantemente para que la mirada se agudice y me permita conectarme con mis otros sentidos.
No hay creación si no te mueves, no hay inspiración si no sientes, no hay descubrimiento y asombro en una mirada y corazón apagados.
Les dejo unas miradas de la ciudad en esas caminatas donde intento encontrarme y re conectar con la parte más simple de la fotografía, más allá de la herramienta con las que genero las imágenes es importante ejercitar la mirada.
Gracias por leer y compartir.