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Hoy les traigo a una de las series consentidas, que en el último año y medio la gente que sigue mi Facebook y mi Instagram la recibieron con mucho cariño. Es que los animales y las mascotas tienen un imán impresionante para la gente. La gente ama a los animales les encanta verlos en fotografías y les encanta hacerles fotografías. La fotografía de mascotas es un nicho importante dentro de la fotografía, pero no vengo a hablar de este tipo de fotografías como negocio. Vengo a hablar de mi serie de imágenes de gatos, cómo salvadora de mi cordura, mi paz mental y mantuvo activos mis sentidos durante la pandemia.
¿Cómo nació el gato vigía?
EL gato vigía nació como un chiste, algo que no estaba planeado y que sin quererlo se convirtió en una serie. Tengo 3 años viviendo en mi departamento y en lo que me acostumbraba a un nuevo ritmo, a una nueva colonia, nueva dinámica y prácticamente todo nuevo. En está nueva etapa siempre me llamaba la atención que cada vez que salía del depa, siempre había un gato observando mi puerta, siempre. Y me causaba entre risa y algo de miedo, no faltaba un gato que hiciera eso, pues resulta que en mi edificio viven muchos gatos de diversos vecinos, no los he contado pero si son más de 15. De ahí nació el nombre del gato vigía.
Pero ¿Cómo se volvió una serie? Lo que empezó como un registro para poder compartir el anécdota con mi hija, comencé a buscarle algo más de estética y sentido a esos registros. Digamos que empece a usar el ojos y la visión fotográfica. Pues resulta que no solamente crecemos como fotógrafos haciendo fotografías, hay que sensibilizar la mirada y aprender a observar. La mirada se agudiza con el tiempo, buscando y encontrando detallas aún en los espacios poco atractivos y más comunes. Es un gran ejercicio fotográfico es la parte de la observación, de hecho es mucho más importante observar y decidir, incluso antes de levantar la cámara. Y esto amigos es lo que lleva más tiempo fortalecer, porque nadie te enseña a observar y sentir, te dan pautas y consejos, pero esa parte es un camino que deben de aprender a recorrer solos y aventarse al vacío de la creatividad visual que lleva algo de tiempo.
Salvadora durante la pandemia
El auge y lo que le dio sentido al gato vigía vino en plena pandemia. Los primeros meses, literalmente no salía, mas que para ir por provisiones. Todas las sesiones y posibilidades de hacer fotografías se redujeron al mínimo. Si bien comencé a generar contenido para el canal de youtube, transmisiones en vivo para poder estar activo y no dejar de generar fotografías. El gato vigía me dio un espacio creativo y de espontaneidad que son fundamentales para la fotografía con alma.
Primero, los elementos se volvieron los mismos: Mi edificio, los gatos, yo y mi celular. Sí, el gato vigía son fotos de celular, que termina siendo una herramienta más, como lo es la cámara fotográfica. La diferencia es que el celular es una herramienta más limitada, que no dispara cuando quiero, que el enfoque no es 100% certero, que en condiciones de poca luz la calidad de la imagen es pésima. Pues la clave fue hacer fotos diferentes con esos mismos elementos y así comenzó esa constante búsqueda de cómo hacer fotos con cierta estética y composición con el celular.
Sin duda creo que es un ejercicio visual interesante y hay muchas fotos de la serie que me gustan. También algo que aumentaba la complejidad es que a un gato que no conoces, no lo puedes controlar, no le puedes decir que no se mueva o que repita algo. Creo que son de las cosas interesantes que te puede dejar el hacer fotos de la que no tienes control, si puedes lograr resultados interesantes con una herramienta limitada y en condiciones espontáneas que no tienes control, creo que puedes lograr algo mejor con tus mejores herramientas. Pero recuerden la mirada, la visión y las sensibilidad no se compran en una tienda, se trabajan, fortalecen y se desarrollan con el tiempo. Por eso es importante comenzar a desarrollarlas.
Hasta aquí la entrada del día de hoy, les dejo la serie y muchas gracias por mirar y compartir.
