La fotografía tiene esa fuerza casi incontrolable de preservar la memoria, de viajar al pasado y conectar nuestra infancia con nuestro presente y regalarnos vida. La fotografía es un recuerdo, es un registro, es un fragmento del tiempo, es un ser querido, son los lugares que visitamos, son las ausencias y las distancias, son los grandes momentos de nuestra vida.
Pero la fotografía también tiene la capacidad de regalar amor y de poder ayudar a quienes más lo necesitan. En los últimos años varios fotógrafos nos hemos dado a la tarea de hacer fotografías con causa, que buscan aportar algo mucho más digno y noble en nuestra profesión, más humano, más desinteresado. Desde intercambiar fotografías por víveres a los damnificados por el temblor, fotografías por juguetes para niños de la calle, Retratos por sonrisas para niños con cáncer, entre otras cosas.
Hay algo más allá en la fotografía que el cobrar dinero por mi trabajo. Sí, vivo de la fotografía y es una profesión cara por el costo del equipo. Pero no todo es dinero en la vida, hay cosas que no se pueden valorar a partir del dinero. La verdadera riqueza es cuando dignificas tu profesión y le das un valor mucho más honesto y con mayor vida. La riqueza no se mide en lo que tienes, sino en lo que compartes.
La entrada de hoy es un gran ejemplo y es una lección de vida. Hay una parte del Hospital Infantil Federico Gómez, que atiende niñas con cáncer, desde hace algunos años dentro del hospital celebran un evento que se llama: Mis Xv en el Hospital. La idea es darles la oportunidad a las niñas de celebrar sus XV años. El área del voluntariado organiza todo y busca apoyo o donaciones para poder realizar el evento: El vestido, al banquete, los chambelanes, la cobertura y por supuesto la fotografía.
Éste año mi querido amigo Luis Ortiz, lanzó la invitación a los fotógrafos para poder regalar una sesión de fotos profesionales a las niñas. Así, 15 fotógrafos se sumaron a la noble labor del Hospital. Me siento muy honrado de ser parte de una comunidad que da sin pensarlo, de una manera desinteresada, apasionados de su trabajo y que dedica todo su corazón para poder sumar. Es una comunidad que suma, que se entrega y así la fotografía toma otro significado.
Gracias a Luis Ortiz, A Mitzi y al Voluntariado del Hospital por permitirme ser parte del evento. Y sobre todo, gracias a Sherlyn y su familia por darme el honor de ser su padrino de fotografía.
Les comparto un detrás de cámara del momento de la sesión fotográfica y una pequeña galería de las fotografías que logré para mi quinceañera. Espero aportar algo a la memoria y vida con mis fotografías.
Gracias por leer y compartir el blog. Los invito a sumarse a cualquier causa noble, desde sus profesiones y áreas, para poder darle otro sentido y rumbo al país y a nuestras vidas.
Hasta la próxima.
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