Me encanta el universo macro, sin duda es de las fotos que más satisfacciones me dejan, ponen a prueba mi pasión por cada pequeño detalle del mundo, tener los sentidos abiertos para poder descubrir seres maravillosos en los rincones más inesperados. Y sin duda la prueba más grande es la paciencia, porque es muy difícil fotografiar un ser que no deja de moverse y que no tienes forma de darle indicaciones. Y es una de las razones por las cuales las fotos no siempre son perfectas.
Una pequeña araña estaba muy escondida en unas hojas, que si lo ves por encima no te percatas que se encuentra ahí. Hasta que mi hermano, que me acompañaba en ese momento, me dijo: ¿Por qué no buscas bien? a detalle y con paciencia. Y efectivamente, mover suave y levemente una hoja me permitió encontrar un nuevo modelo, en uno de esos días que el alma necesita tomar fotografías para sentirse bien.
A decir verdad el sentirse bien a veces viene acompañado de un poco de desesperación y frustración, y no por el acto de hacer fotografías, si por la forma en que las hice y mi modelo bastante inquieta. De entrada, en esa búsqueda de formas nuevas de hacer fotos macro, alternativas y posibilidades, sobre todo para objetos muy pequeños.
Mi 100mm macro tiene un alcance y un límite, objetos o seres muy pequeños, demasiado pequeños se queda corto. Está serie la hice utilizando un tubo de extensión, para lograr que la araña llene en mayor medida el tamaño de mi sensor y verla a detalle sin cortar las fotos en post producción. Pero los tubos de extensión que tengo son manuales, no puedo usar enfoque automático, la imagen pierde mucha luz y poder verla a través del visor se vuelve complicado. Y con una araña que por momentos no coopera, pues eso hizo larga la sesión.
La fotografía macro es de mucha paciencia, para encontrar una buena modelos, un buen escenario y es difícil encontrar una buena foto. Pero todo es práctica y una pizca de suerte. Les dejo esta serie. Gracias por mirar, leer y compartir.