¿Cuál es la mejor historia que tienes detrás de una fotografía?
Es que todas nuestras fotografías cuentan algo, representan algo, sin dudarlo. Y un poco más allá de estar en el momento exacto y hacer click para guardar un instante y más allá de la historia que cuentan nuestras fotografías. Hay momentos y fotografías que te sacuden más, que te hacen reflexionar y replantear lo que estamos haciendo. Hay fotografías que son lecciones de vida para los fotógrafos, y las 2 fotografías que comparto el día de hoy tiene una historia muy linda, que nos conmovió mucho.
Días de fotografía.
Éste fin de semana un grupo de fotógrafos, encabezados por Emmanuel Moreno «Flash», fuimos a hacer una prácticas fotográficas al centro de Coyoacán. La sesión era para sensibilizarse, para pensar y visualizar antes de disparar, íbamos por 36 fotografías, ni más ni menos. Esto te obliga a ser más selectivo al momento de hacer fotografías.
Casi al final de nuestro recorrido, mientras platicábamos sobre lo que habíamos logrado en las primeras horas de la mañana. Sin esperarlo, una voz amigable y risueña nos saluda y nos da los buenos días. La voz pertenecía a Rosita, una señora que se gana la vida vendiendo cigarros en el centro de Coyoacán, ahí la pueden encontrar sentada en una banca, con una andador delante de ella que la ayuda para poder moverse. A su lado unas bolsas y costales, que son todos los bienes materiales con que cuenta ella. Prácticamente siempre lleva con ella, esos bienes materiales.
Esbeidi, amiga fotógrafa se detuvo a charlar con Rosita. Segundos después estábamos platicando con ella y en unos instantes conocimos 2 de sus grandes cualidades: Una risa increíble, llena de luz y vida y su generosidad. De entre sus cosas Rosita saca un jugo y se lo obsequia a Esbeidi, acto que conmovió hasta las lagrimas a nuestra amiga fotógrafa. Rosita no goza de riquezas materiales, ni de dinero, probablemente viva o coma al día, lo que los cigarros que vende le de la posibilidad de llevarse un taco a la boca. A pesar de eso, tuvo el detalle de regalarle un jugo a nuestra amiga, por agradecimiento a detenerse a platicar con ella.
Nos sigue sorprendiendo que la gente que menos tiene, tenga la capacidad de dar sin dudarlo. La risa de Rosita no te la da el dinero, se la dio la vida, el verdadero significado de la vida. Se la dio la calle, tal vez la soledad. ¿Cuándo fue la ultimas vez que reíste a plenitud, aún con carencias materiales? Son épocas grises en que basamos la felicidad a partir de lo material, de lo tangible, de lo que podemos ver, en lugar de lo que podemos sentir.
Rosita nos dio una lección de vida: la alegría y la felicidad es por lo que somos, no por lo que tenemos. Estamos vivos y eso es motivo de dicha, tenemos la oportunidad hoy, de crear y de hacer un cambio. De dar algo, sin esperar nada… de entregarse, de soñar, de agradecer, de seguir, porque esto aún no termina. Hoy podemos no tener nada y tenerlo todo, cuando aprendemos a sentir y entendemos lo que realmente vale de la vida y del milagro de un nuevo día.
Gracias Rosita, por esa lección, esa sonrisa y por las fotografías.