La visita de una Catarina

Saludos mis hermanas, mis hermanos.

Me encantan éste tipo de entradas en el blog y sobre todo éste tipo de sesiones: Las no planeadas, las improvisadas, las express. Adoro esa forma en que las fotografías me encuentran, esa forma en la que mi cabeza se enciende cuando encuentro una fotografía con potencial y mi cerebro empieza a buscar la manera de poder resolverla, de proponer, de crear. Sobre todo sabiendo que no tengo control sobre el tiempo y mi modelo.

El contexto

Así nació la idea y la posibilidad de ésta fotografía: Domingo por la noche en el departamento, un guapo fotógrafo en pijama, tomando un vaso de leche y unas galletas antes de dormir. De repente una pequeña Catarina aparece en la barra de la cocina con pasos lentos pero firmes. Podría jurar que nos miramos fijamente a los ojos y apareció ese brillo en mi mirada y una sonrisa traviesa… Era el momento perfecto para hacer una fotografía. Tenía una modelo increíble y a la mano a mi querida Patty (recuerden que así se llama una de mis cámaras), mi adorado 100 mm macro, un flash AD200 y un octabox de 70 cm. Tenía casi todo, pero me faltaba un escenario.

Improvisando un escenario.

Tenía todo lo necesario para realizar la fotografía, pero ¿Cómo hacia lucir a un más a mi modelo? El mosaico de la barra no era precisamente el mejor escenario. Me faltaba algo, un toque de color, algo de textura, un fondo (Recuerdan la importancia del fondo ver entrada). Pensé en flores, plantas, ramas, pero eran los 12 de la noche y sabía que no tenía nada cerca.

El tiempo apremiaba, la Catarina en cualquier momento se podría ir, la podría perder. Encontré un toque de color en unas hojas de lechuga que sobrevivieron a la comida, no me culpen, fue lo primero que vi para poder resolver el fondo. Baje corriendo al estacionamiento, tomé un puño de piedras que se encuentran en la parte donde puedo guardar un auto. En menos de 5 minutos tenía un escenario, mi flash puesto y la exposición correcta.

Así de ve mi primera prueba de iluminación con mi escenario, visto a través de mi cámara.

Y si nos separamos un poco de la cámara y lo vemos con otros ojos así se ve realmente el escenario.

Me encanta cómo podemos transformar todo con la cámara, las luces y un ángulo diferente. Hay magia en la fotografía, ni siquiera parece la barra del departamento. La iluminación fue muy simple, el flash ya estaba armado, es una luz lateral y con cierta altura, el modificador de 70 cm para el tamaño del escenario hacia una luz muy suave y uniforme en toda la toma. Mi modelo inquieta me dio la oportunidad de colocarla sobre las piedras, me permitió hacer un par de disparos y después de un par de minutos decidió emprender el vuelo. No pude hacer más fotografías y tal vez no son las mejores fotografías de mi serie de universo macro, pero el ejercicio es fascinante. El cómo tu cabeza y la imaginación buscan resolver una determinada situación, hacerlo lo mejor posible en un lapso de tiempo muy corto, entregar un resultado llamativo y darle la vuelta a la rutina.

Les dejo un poco de lo que logramos en la sesión express, un poco de cómo se iluminó y mi agradecimiento por leer y compartir lo que escribo. Hasta la próxima.